viernes, 26 de febrero de 2010

L’illa del tresor, R.L. Stevenson

Una apassionant historia d’aventures que, per a molts, és la millor novel•la de pirates mai escrita. En una búsqueda de l’or, el jove heroi Jim Hawkins, arrastrat per la força de les circumstàncies, s’enfronta amb dos malvats pirates. La incomparable forma d’escriure de Stevenson narra aquestes aventures que capturen al lector.
L'illa del tresor t'ensenya que l'aventura és un ritual de passada, que l'aventura de la vida no serveix per a descobrir algo nou, perquè no pertany a cap món fantàstic, sinó que serveix per a fer-se gran, costi el que costi. Jim paga un preu molt alt: sofrirà la violència, la crueltat, la traïció; haurà de superar els seus propis dubtes, els seus remordiments. Experimentarà la dualitat, l'ambigüitat, esbrinarà que tot penja d'un fil.


UN JOC SOBRE L'ILLA DEL TRESOR:

En el següent video podeu observar un fragment de la pel·licula de l'Illa del tresor on el vell Bill canta als hostes de l' "Almirant Benbow" la canço que tants cops surt en la lectura i que a nosaltres ens ha cridat força l'atenció.

sábado, 13 de febrero de 2010

El guardián entre el centeno, J.D. Salinger

Si de verdad les interesa lo que voy a contarles [...] No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo.
Así es como empieza y termina la obra El guardián entre el centeno de J.D. Salinger, una obra que ha dado mucho de que hablar.

<<—¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir?
¿Qué?

—¿Te acuerdas de esa canción que dice, «Si un cuerpo coge a otro
cuerpo, cuando van entre el centeno...»? Me gustaría...
—Es «Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando van entre el centeno»
—dijo Phoebe—. Y es un poema. Un poema de Robert Burns.
—Ya sé que es un poema de Robert Burns.

Tenía razón. Es «Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando van entre
el centeno», pero entonces no lo sabía.
—Creí que era, «Si un cuerpo coge a otro cuerpo» —le dije—, pero,
verás. Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.>>

Uno de los interrogantes mas curiosos y que mas se repiten en la obra de J.D Salinger es el de ¿a dónde van los patos de la laguna del parque cuando ésta se congela?. Cuando Salinger introduce esta pregunta en su obra quiere mediante esta última palabra realizar una metáfora refiriéndose a la vejez y la decadencia; Holden quiere saber si los patos logran salvarse de la vejez y continúan siendo jóvenes o si mueren congelados, viendo la adultez como la muerte del alma.

Los años passan y Holden Caulfield sigue ahí, podríamos sacarlo un poco de su terror a crecer si le enviáramos una copia de las declaraciones que el Comisionado del Central Park hizo el 22 de julio pasado al New York Times: "Cada año, las miles de personas que acaban de leer El guardián en el centeno me telefonean para preguntarme a dónde van los patos cuando la laguna se congela. Y lo que sabemos es que van al centro del mismo lago. Allí el agua jamás llega a solidificarse".